Acerca del nombre del género se han mencionado diversas propuestas etimológicas. En la antigua lengua griega, la palabra "ophrys" significa "ceja", pero no sabemos si se relaciona con la pelosidad de algunas especies, o con el aspecto arqueado de los sépalos que presentan otras.
Es quizá el género más fácil de reconocer entre los ibéricos, sin embargo, la identificación de algunas de sus especies es bastante más compleja, y no existe consenso general acerca del tratamiento de buena parte de ellas.
Son hierbas por lo común de pequeña talla, con una roseta basal de hojas más o menos definida, y otras caulinares de menor tamaño, sin manchas. Las inflorescencias son racimos laxos y paucifloros, con brácteas florales foliáceas. Las flores son muy vistosas y características. Sépalos y pétalos se disponen más o menos patentes. El sépalo dorsal es más o menos cóncavo y en muchas especies parece formar un pequeño casco sobre la columna. Los laterales, abiertos, son de color verde, rosa o blanquecino, en ocasiones con líneas de diferente coloración al resto de los sépalos. Los pétalos laterales suelen ser menores, a veces filiformes, patentes, de color semejante a los sépalos. El labelo constituye la estructura de mayor tamaño y la más llamativa. En la mayoría de las especies parece imitar la forma de un insecto y se divide en tres lóbulos, los laterales de morfología y disposición muy variable; el central generalmente abombado, con el ápice desde apendiculado (O. scolopax), a escotado (O. dyris) o revoluto (O. tenthredinifera). Puede tener diversos grados de pilosidad, dibujos de colores contrastados, espejuelos, crestas, etc.
El ginostemo consta en su base de una abertura o cavidad estigmática, y por encima de ésta se alza la parte de la columna que aloja las dos polinias, cada una con una larga caudícula y de dispersión independiente. En muchas especies, los laterales de la abertura estigmática tienen dos pequeños y brillantes bultitos que pueden parecer los ojos de un insecto y, por ello, se denominan falsos ojos. Ovario sésil en el que se aprecia poco el revirado. Frutos con hasta 10.000-15.000 semillas.
Durante la floración comienzan a envejecer las hojas basales. A lo largo del verano se acaba secando toda la parte aérea, y al llegar el otoño, con algo más de fresco y lluvia, se suelen desarrollar las hojas de la roseta, que permanecen durante el invierno. Ello permite que se inicie la formación de un nuevo tubérculo durante el otoño. Se detiene casi su desarrollo durante el invierno y se acelera a la primavera siguiente. La formación de la inflorescencia ocurre a costa de los nutrientes almacenados en el tubérculo viejo, no del nuevo, que actuará al siguiente año. Cuando se seca la parte aérea el tubérculo viejo está prácticamente agotado. No todos los años se produce la floración. Parece que la planta debe ir acumulando materia a lo largo de más de un año, aumentando en superficie foliar (número y tamaño de las hojas) y en peso.
La polinización tiene lugar por engaño sexual o pseudocopulación, ya que el labelo imita a las hembras de ciertos himenópteros, e inclusive a otros grupos de insectos. Tradicionalmente, el género se ha dividido en dos secciones en función de la posición que adopta el abejorro al ser engañado. A la sección Ophrys pertenecen las especies en las que los insectos se disponen con la cabeza hacia el centro de la flor (polinización cefálica). Es la más amplia del género. En aquellas en que los insectos se sitúan con la cabeza orientada hacia el ápice del labelo, las polinias se fijan al abdomen (polinización abdominal), e incluyen las especies de la sección Pseudophrys, menos numerosa pero no menos compleja en lo taxonómico.
El engaño no es sólo visual, también táctil e incluso olfativo. La relación es bastante específica. Los machos de himenópteros suelen emerger de la ninfa antes que las hembras e intentan la cópula con las orquídeas con mucho entusiasmo. Una pseudocópula puede durar desde pocos segundos hasta un cuarto de hora. A pesar de tan refinado sistema, la hibridación natural parece ser frecuentísima.
Las flores de Ophrys producen también sustancias aromáticas. No tienen exactamente las mismas feromonas que segregan las hembras de los insectos, pero sí una buena cantidad de sustancias cuyo conjunto también debe resultar atractivo y estimulante para los machos. Este conjunto de aromas parece vital en los procesos de especiación pero, lamentablemente, nos resulta inaccesible a los humanos. Por el contrario, el factor visual que nosotros apreciamos bien, podría ser de importancia secundaria para los polinizadores. En algunos casos, las semejanzas con un insecto son muy evidentes (incluso para nosotros) en pelosidad, máculas, crestas, ojos, etc.
Otros caracteres de importancia en los procesos de especiación son el tamaño del labelo, que constituye un mecanismo de selección del polinizador, y la época de floración, porque los machos aprenden y al cabo de cierto tiempo no hacen caso de las orquídeas y se dedican a buscar sus verdaderas hembras. Por lo tanto, deben aprovechar los machos "inexpertos" y serán favorecidas las plantas que florezcan comparativamente temprano. Una floración tardía puede aprovechar otra especie de polinizador o una segunda generación de la misma especie. Por tanto, esto apoyaría procesos de especiación temporal.
El género en su conjunto muestra claras preferencias calcícolas y heliófilas. Para algunas especies se admite tolerancia a los suelos ácidos o a los húmedos. Habitan matorrales, tomillares, pastos más o menos empobrecidos, lugares abiertos, etc. Algunos años se dan floraciones masivas muy llamativas.
Desde el punto de vista taxonómico, el género ha sido tratado a nivel de secciones, grupos o complejos, cuyo tratamiento ha sido reconocido o no por los orquidólogos. Se han publicado estudios basados en la polinización, en datos biométricos, morfológicos, moleculares, etc, pero a pesar de todo no hay un consenso en la taxonomía del género. Además, se han descrito numerosos híbridos entre diferentes parentales, pero nunca con especies de otros géneros. Sí parece estar claro que se trata de un género que ha evolucionado recientemente, como manifiesta el estudio micromorfológico de las semillas que hemos elaborado, de ahí la dificultad en la separación de las especies. Los estudios filogenéticos más recientes parecen reconocer la existencia de 10 categorías estabilizadas, de las que 8 estarían representadas en la flora ibérica. O. insectifera, O. bombyliflora, O. speculum, O. tenthredinifera y O. apifera como especies independientes, y 3 complejos, el denominado "sphegodes-argolica" que integraría todo el grupo sphegodes, el denominado "fuciflora-occidental" que comprendería a O. scolopax, y el complejo Pseudophrys que engloba a todo el grupo fusca y a O. lutea.