El nombre proviene del griego dactylos, dedo, y rhiza, raíz, por los tubérculos de aspecto palmeado.
Son plantas de talla variable, algunas bastante altas, de 80-100 cm o incluso algo más. Los tallos pueden ser huecos o macizos. Tienen principalmente hojas caulinares, pero en algunas especies se aprecia un acúmulo hacia la base, casi una roseta. Pueden tener manchas o no. Sobre todo las superiores suelen estar plegadas sobre el nervio medio y algo cuculadas en el ápice. Es probable que en muchas especies, durante el invierno permanezca una roseta de hojas cercana al suelo que luego se seca al desarrollarse el tallo y las nuevas hojas. La inflorescencia es densa y larga, muy vistosa, con muchas flores que pueden presentar dos gamas de color: una rosado más o menos intenso, a veces muy claro, casi blanco; y otra dentro del amarillo. Las brácteas son foliáceas (a diferencia de Orchis), con frecuencia más largas que las flores. El sépalo dorsal y los pétalos son más o menos conniventes en un casco. Los sépalos laterales suelen ser patentes o erguidos hacia atrás. El labelo varía desde casi entero a trilobulado, plano o convexo, con dibujos o líneas de color más oscuro. El espolón es cilíndrico o aguzado, de longitud parecida a la del ovario, sin néctar. Tienen dos polinias, cada una con su viscidio independiente. El ovario es sésil, glabro y retorcido. Las semillas son dispersadas por el viento y germinan casi inmediatamente o en otoño, al proliferar los micelios de los hongos. Los protocormos crecen con bastante rapidez.
Florecen desde mediados de primavera a comienzos del verano, aunque depende de las especies y de la altitud a la que se desarrollan. Es frecuente que las plantas que florecen un año, al año siguiente permanezcan sólo con hojas.
Las especies de este género atraen a los polinizadores por engaño, ya que no tienen néctar. Suele tratarse de himenópteros, dípteros, lepidópteros y coleópteros, sin mucha especificidad, lo que da lugar a numerosos híbridos.
Un buen número de especies se encuentran ligadas a suelos casi permanentemente encharcados: prados húmedos, turberas, orillas de arroyos, etc.
El género presenta complicaciones taxonómicas. Se considera que los táxones diploides son relativamente estables, pero los otros niveles de ploidía, especialmente los tetraploides se mezclan con facilidad. La hibridación es frecuente sobre todo en ciertos hábitat densamente poblados por más de una especie. Según determinados análisis moleculares, también englobaría al género Coeloglossum.
Se encuentra ampliamente representado en nuestro territorio, con 7 especies (D. incarnata, D. sambucina, D. insularis, D. sulphurea, D. maculata, D. fuchsii, D. elata) más o menos bien reconocidas aunque con amplia variabilidad morfológica en ellas, lo que ha originado numerosas confusiones con otras especies ajenas a nuestra flora, o bien, la mención de taxones cuya estabilidad taxonómica no está claramente consensuada. En las diferentes especies se comenta la variabilidad citada en nuestro territorio.